#DECLARACIÓN DE LEGÍTIMA DESOBEDIENCIA
Por la
presente me declaro en rebeldía. En virtud del derecho a rebelión
reconocido por los pueblos frente a gobernantes de origen ilegítimo y en virtud
de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que en su preámbulo
establece esencial que los Derechos Humanos sean protegidos por un
régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo
recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión.
Considerando que el
derecho a rebelión es aquel del que han manado todos los demás y considerando
que el no ejercerlo va en contra del mantenimiento de todos los derechos
innatos, me veo en la obligación de hacer uso de él.
Considerando que cuando un
Gobierno se hace destructor de los principios
fundamentales tengo derecho a instruir un nuevo Gobierno que se
funde en dichos principios.
Considerando que la ley natural le enseña a la gente que el pueblo
está dotado de ciertos derechos inalienables y puede alterar o abolir un
gobierno que destruya esos derechos.
Considerando
que mis derechos innatos no tienen que ser reconocidos por ninguna persona o
institución al encontrarse implícitos en mí por el hecho de ser
humano.
Considerando que la paz social se ha visto quebrada incumpliendo el estado el contrato social contraído con los
ciudadanos.
Considerando que hay
opresión contra el cuerpo social a fin de limitar las libertades fundamentales.
Considerando que cuando el
gobierno viola y atenta contra los derechos del pueblo, la insurrección es, para
el pueblo y para cada porción del pueblo, el más sagrado de los derechos y el
más indispensable de los deberes.
Haciendo
uso de mi voluntad y libertad individual y tras haber asumido las ventajas e inconvenientes de mis actos, me acojo a mi derecho a situarme fuera del actual sistema económico, político y
social. Con esta mi postura, ceso de todo reconocimiento institucional al
Gobierno de España, al poder judicial y a las leyes del
Estado presentándome insumiso ante estas y sin que tengan ninguna
potestad superior sobre mi persona. Así mismo dejo de reconocer la autoridad policial
dependiente de los poderes del Estado, apelando en caso de detención al
Tribunal de Derechos Humanos, único Tribunal que reconozco, para que
me juzgue de haber cometido algún delito flagrante. Me reservo el derecho a que en cualquier momento pueda revocar mi decisión.
En
legítima desobediencia.
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