jueves, 5 de septiembre de 2013

ELLOS NO DISCUTEN

#ELLOS NO DISCUTEN


Implicarse en un proyecto solidario, como el que ha realizado la asamblea de estudiantes, es aprender. Siempre hablamos de todo los problemas que nos rodean, pero cometemos el error pertinente que muchas veces denunciamos en la casta política, aislarnos en nuestra realidad y solo centrarnos en nosotros mismos. Escuchar a la gente, conocer la vida diaria de quienes peor lo pasan, sufrir y padecer con ellos, compadecerse y además poder ayudar, es algo que produce mayor satisfacción que cualquier lujo que uno pueda pagar. Esa lección del momento tiene un valor moral y ético incalculable.

 Me acordaba en cada momento de las descripciones que Benito Pérez Galdón hace en su novela Misericordia  con el cual encontraba múltiples semejanzas pese a tratarse de un relato ambientado en la España de finales del siglo XIX <<…Se retira el ejército... Intrépidos soldados de la miseria…Marchándose cada combatiente a su olivo con tarde paso…Por de pronto, observémosle en su rudo luchar por la pícara existencia y en el terrible campo de batalla, en el cual no hemos de encontrar charcos de sangre ni militares despojos…>> Pero como él,  me he dado cuenta de muchas cosas y he podido reflexionar.
En apenas 6 días he visto de todo. Mi primera reflexión está hecha, la hizo Galdós en el libro citado. <<Como en toda región del mundo hay clases, sin que exceptúen de esta división capital las más ínfimas jerarquías, allí no eran todos los pobres lo mismo.>> Tengo claro que allí acudieron diferentes perfiles, familias con algún miembro en el paro, otros con parados de larga duración, otros con todos los miembros en paro, unos que cobraban subsidio, otros que no, otros que se les acababa el paro, otros que ya no cobran absolutamente nada. Señoras de 80 años, niñas de 3, ancianos con sus nietos, cabezas de familia solteras, gente joven con hijos, familias numerosas o familias multinumerosas, gente sin nada y gente sin más que nada.
He reflexionado mucho para hablar de gente pobre, decir gente pobre y no gente necesitada. Los malditos eufemismos que ocultan la verdad. Hay gente pobre, pobre, sin nada, no es malo ser pobre, es malo que se consienta esa situación de pobreza. Diciendo gente necesitada englobamos a muchos perfiles y como bien señalaba Galdós, no son todos los pobres lo mismo. Aquí hay algo más que gente necesitada de algo, aquí hay gente en situación extrema de exclusión social y de pobreza. No podemos utilizar el lenguaje que alivia el subconsciente de todos.
Quiero romper una lanza por la unidad. Me he llevado una sorpresa a estas alturas del milenio. Voy a enumerar algunas actuaciones y sacad conclusiones. Primero, numerosas personas han acudido al reparto avisadas por las asistentas sociales, totalmente dependientes de los servicios sociales y por ende del Ayuntamiento de Logroño. Familias nacidas aquí en La Rioja, han acudido a la Asociación Gitana y se les ha negado libros de texto donados por no ser de etnia gitana. Tercero, muchas de las personas que acuden se llevan material escolar y mochilas sin pasar a apuntarse, siendo gratis.
No critico, tengo dilemas en cada tema que me planteo y hago un debate en mi mente para intentar acertar en la conclusión, pero en ocasiones es totalmente imposible.
Solo para terminar algo breve. Quieren que luchemos entre nosotros, que nos separemos, quieren aumentar la competitividad entre las personas, les interesa que nos pisemos unos a otros para alcanzar los objetivos que siempre dependen de ellos. No podemos sucumbir a este truco perfilado de la España más cavernícola. Mientras colaboremos entre nosotros podremos no depender de ellos. Pero si lo que hacemos es estar entre nosotros en una continua lucha interna por las migajas de pan que se les caen a los que están cenando arriba de lujo, solo consiguen distraernos para que no nos demos cuenta de donde está ralamente el enemigo. La hostilidad entre la gente humilde no conlleva nada más que a la omisión del problema real, mucho más radical que el del acto solidario o que el de aprender a pescar y no dar peces. Al fin y al cabo no son más que aquellos mantenidos en el poder los que perpetúan la miseria de aquellos que luchan por escalar en una vida de mierda, ellos no discuten.




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