REBELDES PRIMITIVOS
Pequeña reflexión sobre el libro Rebeldes
Primitivos estudio sobre las formas arcaicas de los movimientos
sociales en los siglos XIX Y XX , Eric J. Hobsbawm , 1986
Este
estudio de los movimientos sociales arcaicos (los anarquistas
andaluces, los bandoleros sicilianos, las sectas obreras
británicas,la mafia, los lazaretistas italianos y los campesinos de
Colombia y Perú) nos muestra como han evolucionado en sus dos
primeros siglos de surgimiento desde las formas más “primitivas”
sin casi una postura ideológica formada y una organización clara
hasta movimientos con posturas ideológicas principalmente
revolucionarias, organizados, y en algunos casos de reciente
conocimiento de conciencia de clase. Con la lectura detallada de
alguna característica ideología de estos primeros movimientos
sociales, y sus diferentes propósitos podemos hacernos una idea de
como han llegado a convertirse en lo que ahora son, los actuales
partidos políticos, los sindicatos obreros, y los movimientos
sociales surgidos en estos últimos cuatro años, principalmente, los
movimientos asamblearios, los creados con las suma de diferentes
movimientos sociales o de nueva formación ( Cumbre Social ,unas 350
asambleas creadas en torno al 15M en toda España...) por gremios,
sectores (Plataforma por la Escuela Pública de La Rioja, Asamblea de
Médicos de Madrid,conocidas como “mareas” o manifestaciones
sectoriales de la sociedad...) o grupos que comparten un fin o
denuncia (Plataforma de Afectados por la Hipoteca, Afectados por las
Preferentes...).
El
comienzo del libro, que trata sobre las primeras formas arcaicas de
movimientos sociales como las mafias y el bandolerismo arcaico,
aclara que al ser movimientos arcaicos y prepolíticos, ” gentes
prepolíticas que todavía no han dado, o no acaban de dar, con un
lenguaje específico en el que expresar sus aspiraciones tocantes al
mundo”
, además de la persecución de estos movimientos de fines personales
individuales, no se pueden comparar con los movimientos sociales
actuales.
Concretamente
el primer capítulo nos presenta el surgimiento del bandolerismo
social, como una reacción del campesinado frente a la exclusión y
la pobreza.
Realiza
un análisis de las diferentes reacciones frente a la injusticia.
Según su análisis el Bandolerismo arcaico no contiene una
organización consistente ni tampoco una ideología política fija
aunque emerge paralelamente a la precarización de las condiciones
del campesinado. Sobre el campesinado y el surgimiento del
bandolerismo, considera este hecho como algo “universal”y no
aislado de una zona concreta.
En
el segundo capitulo nos acerca a lo que considera un tipo de
bandolerismo social, las Mafias, desarrolladas políticamente y con
una organización más compleja. Hace hincapié en la pretensión de
permanecer de estas mafias, la de instaurar una organización y
consolidarla y la de adquirir fuerza y poder.
Estas
mafias establecían un poder paralelo al de el estado, a través de
relaciones de clientelas o de reconocimiento por parte de una
sociedad o comunidad de situarse por encima de este haciendo
prevalecer su norma.
Además
Hobsbawn en el estudio de estas formas más primitivas de movimientos
sociales nos insiste en que las organización no era clara y no
estrictamente revolucionaría sino más bien reformista algo que
también difiere con los movimientos más modernos.
De
estos primeros movimientos sobre los que nos habla Hobsbawn, aunque
si es cierto que es difícil hacer algún tipo de comparación con
los movimientos sociales actuales, precisamente los surgidos a la
par que la crisis, podemos afirmar que su creación, su surgimiento o
si se puede decir su despertar, es el mismo para arcaicos como para
modernos, la injusticia social, la pobreza y cierta lucha por la
igualdad.
Durante
los capítulos que se presentan después nos presenta las
caracteristicas de diferentes movimientos Milenaristas, como los
Lazaretistas toscanos, los movimientos agrarios andaluces y
sicilianos. Estos movimientos sociales se asemejan más a los
movimientos modernos por poseer el germen revolucionario.
Como
expresión urbana del bandolerismo social nos habla de la Turba que
comparte con este el carácter reformista y es un movimiento
preindustrial de la “muchedumbre” popular. No es que no tuvieran
un idea política, sino que que erá puntual “generalmente contra
el desempleo y para rebajar el coste de las subsistencias”
Sobre
las primeras “sectas obreras” surgidas en Inglaterra
principalmente y también en el resto de Europa nos muestra como su
forma de organización está ligada al influjo de las congregaciones
religiosas pero con la finalidad de crear una identidad obrera.
Respecto a esto nos describe las razones y como se desarrolla un
pensamiento reformista y se transforma el pensamiento político e
ideológico paralelamente al desarrollo industrial y el crecimiento
de la población urbana y con ello de las ciudades.
Este
capítulo cuenta la historia y describe la configuración de los
movimientos obreros, en concreto del Partido Laborista Inglés y las
diferentes tendencias políticas e ideológicas de los movimientos
obreros revolucionarios que posteriormente se congregarían en la
Internacional Socialista.
Nos
deja un capítulo entero para los rituales o pautas de conducta que
poseían las sectas obreras, como la principal la solidaridad con los
de la congregación, para asegurar la cohesión y la identidad. Estas
pautas de conductas o “rituales” explica Hobsbawn aseguraban la
lealtad y la pertenencia. Pueden surgir “una batería ritual”.
Uno
de los últimos capítulos nos acerca de lleno en “la violencia”
Colombiana cuya cúspide se situá entre 1949 y 1953, y a los
primeros estudios sobre esta, planteando un problema de desigualdad
en la posesión de la tierra y la distribución de la riqueza
agraria. Explica como se configura la violencia mediante la
“insurgencia” del bandolerismo agrario.
También
nos muestra la espiral violencia que se desencadena a través de la
lucha armada diversa, con una guerra civil, y posteriormente lucha de
guerrillas.
Se
trata de una sociedad neofeudal, “la combinación de amplias
propiedades y pequeñas propiedades campesinas afecta a la situación
social... estructura social cuasi feudal en el campo”
Describe
por otra parte la formación de grupos armados liberales (Chulavitas,
Guerrilla Liberal...) conservadores (La cofradía de los Mayordomos,
Gobierno y la Iglesia)y de autodefensa campesina (hombres de
Viotá...) en su contexto económico e histórico y de la información
como los homicidios durante la época de “la violencia”.
El
capitulo final sobre el movimiento campesino de Perú es descrito y
analizado, centrándose en el movimiento campesino de la provincia
de La Convención. En el contexto de la incertidumbre y la
inseguridad de la economía agraria, en épocas de enfermedades y
epidemias como el paludismo, en una zona de fuertes migraciones por
las catástrofes naturales y las sequías periódicas y con la sombra
de los abusos de los terratenientes, “penas corporales ,torturas,
muertes...”
Los
poderosos hacendados, sobre todo en el occidente peruano, abusaban de
su poder sobre las poblaciones indígenas y sobre los colonos
desplazados desde la cordillera por la situación económica de la
zona.
Estos
terratenientes adoptaron un sistema muy recurrido en los movimientos
sociales arcaicos, un sistema neofeudal, arrendaban pequeñas
parcelas a los campesinos y estos tenían que pagar con las materias
que anteriormente el arrendatario les había especificado.
“Servidumbres pagadas en las tierras dominicales”
Los
campesinos respondieron con la ocupación de la tierra a veces por
parte de grupos armados y con gran apoyo popular.
Por
último y por motivos locales la mayoría de los movimientos sociales
encontraron su espacio en una organización comunista ya que para los
pueblos oprimidos, un movimiento que reconoce sus derechos siendo es
sumamente atractivo. Hasta el punto de ser considerados los
comunistas por los campesinos como “hombres que reclaman sus
derechos”.
Finalmente
los gobiernos militares que se instauran el poder responden a algunas
reclamaciones y concesiones a campesinos, en contra de los
terratenientes, con el fin de conseguir estabilidad política.
Comparar
los movimientos sociales arcaicos con los actuales puede parecer una
tarea ardua y complicada, pero creo que los parecidos y las
diferencias son más que notables.
Los
movimientos más arcaicos, por un lado las mafias, pero sobretodo el
bandolerismo campesino , carece de contenido político y de alguna
forma los movimientos actuales lo tienen y lo buscan. De igual modo
ambos, pese a la distancia temporal , reaccionan frente a la
injusticia,la precarización de las condiciones, la pobreza y la
exclusión.
Los
movimientos actuales tienen una ventaja, poseen un lenguaje ya creado
con el cual expresar sus aspiraciones, los movimientos sociales más
arcaicos todavía debían crearlo.
Ya
hemos dicho que los movimientos más primitivos comparten el carácter
reformista y no revolucionario, que es la postura de la mayoría de
los movimientos actuales, salvo si se quiere ver por ejemplo a
ciertos movimientos que tienen un fin concreto como la Plataforma de
Afectados por la Hipoteca o los Afectados por las Preferentes que
solo piden una reforma, en el primer caso de la ley hipotecaria o
reclaman una solución a un problema, en el segundo caso por una
supuesta estafa bancaria.
Con
la expresión urbana del bandolerismo campesino, es decir, la Turba o
muchedumbre, podemos decir que tenemos más en común, aunque no
posea un carácter revolucionario, el ambiente urbano ayuda a que se
asemeje, y sobre todo por que como la mayoría de los movimientos
sociales actuales son quizás puntuales y surgidos contra el
desempleo, la mayoría de los movimientos asamblearios citados
anteriormente. No solo comparten algunos sectores actuales la
situación de una crisis de subsistencia, también la actual crisis
es considerada económica, política y social.
Las
“sectas obreras” y los movimientos sociales actuales no comparten
el influjo religioso, es más, los movimientos surgidos actualmente
poseen un fuerte carácter laicista . Respecto al pensamiento
revolucionario y de conciencia de clase que poseían las sectas
obreras se asemejan, en el primero a algunos movimientos actuales
como el 15M, catalizador en su momento de la efervescencia social o
lo que se conocen como mareas sectoriales,
sanidad,educación,justicia,funcionarios ,bomberos, servicios
sociales... lo de crear identidad obrera es labor de los sindicatos,
sus bases y sectores más radicales. Hay movimientos sindicalistas
que agrupan multitud de gente de carácter reformista y que por
ejemplo piden la realización de referéndum para rechazar los
recortes en sanidad, educación...En común poseemos también la
condición industrial y urbanita.
El
capitulo quizás más interesante bajo mi punto de vista es el que
dedica a los rituales llevados a cabo por los movimientos sociales
arcaicos. En aquellas acciones en las que se práctica la violencia,
salvo casos puntuales, los arcaicos no se asemejan para nada a los
movimientos sociales actuales, pero las pautas de conducta para crear
identidad y cierta seguridad si se dan, por ejemplo podemos ver
acciones directas no violentas como la autoinculpación de un acto
ilegal que ellos consideran lícito o también la solidaridad
realizando manifestaciones pacíficas para la libertad de un
“compañero”.
Tenemos en común también la utilización de estandartes, banderas,
pancartas, carteles, signos identificativos, incluso vestimentas
semejantes con los que plasmar la pertenencia un grupo o un ideal.
Respecto
a “la violencia” colombiana puede tener semejanzas con la
insurgencia del bandolerismo agrario, pero siempre de forma pacífica,
y entendiendo esta palabra como levantamiento, repulsión, rechazo
contra la autoridad ,podemos ver actos de desobediencia civil por
parte de movimientos sociales actuales que van desde no pagar el
peaje de una autopista por considerarlo injusto, realizar una
ocupación de un espacio público o privado de manera indefinida o
acciones más duras como hackear páginas web gubernamentales o
sabotear actos de cargos públicos mediante manifestaciones
pacíficas.
Los
movimientos sociales actuales y los movimientos campesinos de la
región peruana de La convención disfrutan de bastantes diferencias,
entre ellas que los primeros carecen de una crisis agraria,no sufren
las epidemias ni las catástrofes naturales y apenas les influye un
etapa de sequía, aunque si tienen en común con los segundos,
algunos abusos que se pueden llevar contra ellos por parte de no de
los “hacendados” sino de las instituciones públicas y el
gobierno tanto central como autonómico, un ejemplo de esta
particular “violencia” son las brutales cargas policiales a
manifestantes.
La
sociedad neofeudal de la que habíamos hablado antes y que se daba en
la región peruana, no se asemeja a la nuestra, pero la respuesta de
los movimientos sociales actuales a la injusticia es la misma, por
ejemplo la ocupación de “la casa”, no de la tierra, ni por
grupos armados, sino con resistencia pasiva no violenta y con gran
apoyo popular.
Los
movimientos sociales actuales no han encontrado a diferencia que lo
hicieron los movimientos de campesinos de Perú un espacio en la
organización comunista. Tras leer el libro y con básicos
conocimientos de la teoría marxista, pensar en la clase oprimida y
opresora, es sencillo, pensar en el desigual reparto de los medios de
producción, o la lucha de clases, también es fácil, pero creo que
la evolución de nuestra sociedad con una clase media-alta numerosa,
no deja espacio para ver esa diferencia de clase,diría que los
ideales de los actuales se acercan más a modelos social-demócratas,
progresistas, aunque también hay influjos de colectivos comunistas
como la UJCE “Jóvenes Comunistas” y de la ideología comunista
libertaria.
Por
último, también se puede hablar de logros por parte de los
movimientos sociales actuales, como la imputación de Rodrigo Rato,
aprobación de un código de buenas prácticas bancarias, y ya está
en proceso de la presentación de una ILP para la dación en pago, el
alquiler social y la paralización de los desahucios, las protestas
que aceleraron la ley de transparencia, la rebaja de los sueldos de
los altos cargos públicos y la eliminación de gran parte del parque
de coches oficiales, la valoración de instaurar un observatorio de
la deuda, incluso estos movimientos sociales tienen algunos objetivos
muy claros, una campaña “no pagamos su deuda” por considerar la
deuda contraída como odiosa
o también la reclamación de una reforma de la ley electoral con
lista de candidatos abiertas.
Las
concesiones que los gobiernos militares hacen a las reclamaciones de
los campesinos pueden ser comparadas con estas concesiones aunque
actualmente hablamos de un sistema supuestamente “democrático”
y lo primero es una dictadura, aunque el motivo por el cual los
gobernantes ceden, es en ambos casos, para conseguir “estabilidad
política”.
En
el último capitulo, cuando nos presenta el encuentro de los
“rebeldes primitivos” con el comunismo, podemos encontrar esa
inclinación marxista, que muestra al comunismo como la salvación de
los oprimidos. Yo personalmente, no comparto o no me decido sobre
algunas cuestiones, el capitalismo liberal extremo tampoco me
convence, quizás, una forma moderada de ambas, quizás sea que el
pensamiento político, la moral, la escala de valores de las
personas, es lo que condiciona el sistema productivo en el que nos
encontremos, o sea este sistema productivo el que nos condiciona para
tener un pensamiento concreto. Todo serían suposiciones, ¿quién
fue antes el huevo o la gallina?.
Dejando
atrás ese último capítulo, y resaltando otra cuestión, ¿El
sistema de los movimientos arcaicos es tan diferente al nuestro?
Feudalismo, no, pero una especie de clientelismo podemos encontrar en
lo que llaman la nueva casta, la casta política, con grandes
empresarios. Vemos ejemplos de enchufismo diariamente, ex-altos
cargos de gobierno en grandes empresas privadas como directivos, o en
bancos, familiares que ocupan cargos públicos. También amiguismo,
chiquibecas a concejales, corruptelas...
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Ahora
la existencia del Consejo de la Juventud de España está en peligro
y podemos perder la única herramienta representativa plural que
tenemos. Como bien nos cuentan el CJE ha servido como un
“interlocutor válido de los intereses de la juventud” y a la vez
ha permitido ir “conquistando espacios de actuación” en los que
los jóvenes “han dejado de ser meros espectadores para convertirse
en protagonistas.”
