El 2014 es el año de la
recuperación. Así nos lo han vendido y
como todo lo que nos vende este Gobierno, es mentira. No lo digo basándome en ningún
indicio salvo el de los sucesivos engaños que hemos sufrido. Aunque fuese
verdad no me lo creería por el hecho de salir de sus bocas. Mañana amanecerá
como todo los días y lo aseguro sin basarme en nada más que el hecho de que
sucede todos los días. De la misma manera mi mente me dice que mienten y no me
hace falta reflexionarlo, lo hacen todos los días.

Tengo una amiga que conoce a
una amiga que tiene un primo… ¡No!, tengo una persona cercana que sufre. Una
conocida con tres hijas que estas navidades no han comido como se hace en estas
fechas y cuyas hijas no se han llevado esa agradable sorpresa de un presente
bajo un árbol alumbrado. Ella está sola, una madre soltera que tira de un carro
enorme y de la que dependen tres bocas. No ha sido esa Navidad de alegría y felicidad
que los supermercados se empeñan en repetir con cánticos taladrantes, para ellas
no. Un puto pollo, una puta lágrima.
Tampoco ha sido una Navidad
iluminada para esa amiga que con hijo a cargo le cortaron la luz. Para ella la
Navidad ha sido sufrir a oscuras, ha sido frio, una navidad de manta y velas,
de días que se acababan a las 7 de la tarde. Una navidad espectacular por lo
cercano a la supervivencia y lo alejado de la dignidad. Una Navidad de escusas,
de perder la vergüenza, de olvidarse de los momentos buenos, de ver solo el
lado negro de la vida.

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